Crónicas desde Honduras V
Concierto Confluencias. Teatro Nacional
Tegucigalpa. Uno de los objetivos del viaje de la delegación inconveniente a Honduras era posibilitar el contacto con las feministas del lugar y conocer sus trabajos. El viernes 12 de marzo, 
Allí, además de conocer las instalaciones e intercambiar materiales, tuvimos oportunidad de dialogar con las compañeras e interiorizarnos de las tareas que realizan como Centro desde el año 1992. Como en cada uno de los ámbitos de la vida cotidiana,

Era la última jornada antes de lo que sería un emocionante cierre de la semana de la Gran Movida Feminista en Tegucigalpa, y un anticipo de lo que aun nos esperaba en el II Encuentro

"Confluencias para decir NO a la violencia contra las mujeres, Confluencias para sumarnos muchas voces y engrosar el grito que busca un BASTA al femnicidio, BASTA al abuso del poder desde este modelo patriarcal que pretende invisibilizarnos, Confluenicas para decir no más golpes, no más olvidos, no más ignorancia, Confluencias para decir queremos que se respeten nuestros cuerpos, nuestras decisiones y sobre todo nuestras vidas y nuestras dignidad".
Así está presentado el objetivo de este proyecto, y en ese marco se realizó el homenaje a dos artistas hondureñas, Lucy Ondina y Amanda Castro, creativas rebeldes e incansables que compartieron su obra con un público que disfrutó de los poemas que han acompañado desde hace décadas a los movimientos sociales y lésbico-feminjstas hondureños.
Luego llegó la Banda Feminista Centroamericana "CantArte Vida" que ocupó el escenario y colmó de energía el teatro. Con la intensidad y la fuerza de Sandra Morán, la presencia y carisma de Ana Carter, la dulce firmeza de Karla Lara y la fresucra de Mimi Pineda, acompañadas por la virtuosa guitarra de Vilma Perussi

A través de sus canciones revivimos la resistencia histórica y cotidiana a la opresión de los pueblos originarios y de las mujeres, y con un fuerte mensaje -movilizador y cuestionador-, trajeron la presencia de lxs compañerxs asesinadxs en ésta y en dictaduras anteriores en nuestra América Latina. Las voces unidas desde el escenario y el auditorio se hicieron oir, seguro que más allá de las paredes del Teatro Bonilla, gritando como en las calles: "El pueblo unido, jamás será vencido" y "¡Alcémonos! ¡Ni golpes de estado ni golpe a las mujeres!
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