A
pocos días de cumplirse el tercer aniversario del golpe de estado en
Honduras, hoy nuestros cuerpos reciben un nuevo golpe en Nuestra
América. Paraguay es en este momento un corazón de la resistencia
popular del continente, que tenemos que cuidar y defender colectivamente
y sin fronteras.
Imagen: Colectivo Gualicho |
El
bloque de poder oligárquico, con la activa complicidad de la Embajada
de EE.UU. y de los gobiernos de derecha del continente, como el de
Santos en Colombia, y el de Piñera en Chile, tratan de restablecer los
privilegios perdidos en su momento por los continuadores del stronismo, y
bloquear las posibilidades de unidad latinoamericana en el MERCOSUR, en
el ALBA y en UNASUR. Como feministas inconvenientes hemos estado en
Honduras cuando el golpe de Estado, acompañando a las compañeras y al
pueblo en Resistencia; y advertimos en ese momento que si se dejaba
pasar al golpismo, sería un nefasto antecedente para las débiles
democracias y para los procesos populares emergentes.
Fue
un lamentable error de los gobiernos latinoamericanos haber aceptado
después de los acuerdos de Cartagena de Indias, el reingreso del
gobierno de Porfirio Lobo, continuista del golpe de estado, en la OEA y
en otras instancias internacionales.
Hoy
Paraguay se encuentra en esa situación, y Bolivia también está
amenazada por el fantasma golpista. En el caso de Paraguay, están en
juego la disputa de la energía, el agua, la tierra, y las posibilidades
de instalar un enclave militar en el Cono Sur que juegue el mismo papel
que Colombia y que Honduras… con sus bases gringas, y su amenaza a los
movimientos populares de toda la región. La recolonización del
continente, conjuga al mismo tiempo que el crecimiento de la explotación
capitalista, de la exclusión promovida por el neoliberalismo, el
control de los territorios de la estrategia imperialista, la negación de
las culturas y de los pueblos originarios, realizada desde la lógica
racista del coloniaje, y la opresión héteropatriarcal sobre los cuerpos
de las mujeres y de las disidencias sexuales.
Por
eso, si bien hemos sido y seguiremos siendo críticas de todos los actos
de racismo o de machismo, y de las políticas neoliberales que han
implementado los gobiernos llamados progresistas, al mismo tiempo
sabemos que las batallas por el buen vivir, son transformaciones
culturales que exigen de un fuerte dinamismo de los pueblos, de las
mujeres, de los colectivos oprimidos. Y la condición para que estos
procesos se profundicen, es precisamente la defensa de nuestra capacidad
de autonomía.
Desde
estas convicciones, como feministas inconvenientes expresamos nuestra
plena solidaridad con las feministas, con las mujeres, con los
colectivos de la diversidad sexual y con el pueblo todo que hoy resiste
con coraje el golpe de estado en Paraguay, y sus consecuencias de
avasallamiento y saqueo de los territorios, de las experiencias y de los
cuerpos rebeldes del pueblo.
Defendemos
la democracia, y estaremos acompañando a las compañeras y a los
compañeros paraguayos, en cada batalla, y especialmente en la defensa de
todos sus sueños libertarios, que son los nuestros.